Cuando éramos niños, muchas veces escuchamos frases como:
“No llores, no es para tanto.”
“Estás exagerando.”
“Eso no debería molestarte.”
Quizás quienes lo dijeron no querían hacer daño. Tal vez solo buscaban tranquilizarnos.
Pero esas frases –aparentemente inofensivas– tienen un impacto profundo: nos enseñan a desconectarnos de lo que sentimos.
¿Qué es validar una emoción?
Validar una emoción significa reconocer lo que estamos sintiendo como algo real, válido y digno de atención, sin juicio ni corrección inmediata.
No se trata de estar de acuerdo con la emoción o justificarla. Se trata simplemente de decirnos (o decirle al otro):
“Lo que sientes tiene sentido.”
“Es comprensible que te sientas así.”
¿Por qué lo necesitamos?
Las emociones cumplen una función: nos dan información sobre lo que vivimos. Si las ignoramos, reprimimos o juzgamos, nos perdemos ese mensaje.
Cuando una emoción es validada:
Se regula más rápido (el llanto se calma, la ansiedad disminuye).
Se fortalece la autoestima (porque no te sientes “raro” o “equivocado” por sentir).
Se profundizan los vínculos (al sentirnos escuchados y comprendidos).
En cambio, cuando no validamos nuestras emociones o las de los demás:
Se acumulan y se intensifican (como una olla a presión).
Damos paso a síntomas físicos o conductas impulsivas.
Las personas se sienten solas en su experiencia.
¿Qué no es validar?
Validar no es lo mismo que consentir todo.
No es decir: “Sí, haz lo que quieras porque te sientes así.”
Validar es: “Entiendo que te sientas así. Vamos a ver qué puedes hacer con eso.”
Aprender a validar (aunque no nos hayan validado)
Muchas personas crecieron en entornos donde sus emociones fueron ignoradas, minimizadas o ridiculizadas. Si este es tu caso, quizás te cueste validar tus propias emociones… y también las de otros. Pero se puede aprender.
Comienza así:
Ponle nombre a lo que sientes.
Evita juzgarte: “no debería sentir esto” es una trampa.
Pregúntate: ¿Qué necesita esta emoción?
Y si alguien te comparte su sentir, responde con algo simple como:
“Puedo ver que eso fue difícil para ti.”
“Tiene sentido que te sientas así.”
En resumen:
Validar no es una técnica, es un acto profundo de empatía.
Es decirle al otro (o a uno mismo): “No estás solo. Lo que sientes importa.”
Y a veces, eso es justo lo que más necesitamos para sanar.
Mira el episodio completo